
Consideremos lo siguiente cuando nos hallemos delante del trono de gracia: la oración tiene el potencial de cambiar radicalmente nuestras vidas, las vidas de los que están a nuestro alrededor, y aún las circunstancias. La Biblia dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3
Mientras seguimos orando la Palabra y siguiendo el modelo de la oración del Padre nuestro (Mateo 6:9-13) oremos por lo siguiente:
- Para que se haga la voluntad de Dios. (Santiago 4:15)
- Para que venga el reino de Dios. (Mateo 3:2)
- Para que Dios provea nuestras necesidades diarias. (Salmos 37:25)
- Para que aprendamos a practicar el perdón. (Efesios. 4:32)
- Para que Dios nos libre del mal y de la tentación. (Mateo. 26:31)
¡Muchas bendiciones!
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