jueves, 24 de enero de 2008

Metamorfosis

Uno de mis pasatiempos, es ver documentales acerca de la naturaleza. Durante las dos últimas me senté con mi esposa y mi tía a ver una tremenda serie de 4 tomos en Blu-Ray llamada “Planet Earth (Planeta Tierra).” Entre tantas cosas impresionantes que muestran acerca de la creación, una constante es el “cambio.” El pequeño e insignificante gusano que se pega a una hoja, se convierte en una bella mariposa; lo seco, descolorido, y escaso de vida de bosque durante un fuerte invierno, de repente se transforma con los maravillosos colores de primavera, verano, y otoño; ese pequeño huevo que de repente termina su proceso de incubación, mostrando un ser con facciones de monstruo prehistórico, se convierte en la mas preciosa ave de paraíso; y así sucesivamente.

Dios desea que este proceso esté ocurriendo “constantemente en nuestras vidas.” Comienza con el nuevo nacimiento, ese maravilloso momento en el cual nos percatamos de nuestra condición pecaminosa y sus consecuencias, y recibimos el precioso perdón dado por Dios a través del sacrificio de su Hijo en la cruz, y continúa a medida que dejamos que El tome las riendas de nuestras vidas.

Dejemos la comodidad y la seguridad de lo que somos, para convertirnos en lo que podemos ser. Si no hacemos algo mas allá de lo que hemos hecho, no lograremos el potencial de lo que podemos llegar a ser y hacer.

La Biblia dice: “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta.” En 2da de Corintios 3:18 dice que a medida que pasamos y conocemos más del Señor, somos transformados de gloria en gloria, pareciéndonos más y más a El. No pierdas las oportunidades que Dios te da para crecer. Quita tu pie del pedal del freno, y mete un acelerón hacia delante.

A veces es bueno ser menos realista y más idealista. El ser realista a veces nos convierte en pesimistas; el ser idealistas, a veces nos convierte en optimistas y emprendedores. El que se pone límites, está limitado; el que no tiene límites, abre sus puertas a las grandes oportunidades del crecimiento. Para romper la frustración de la falta de inercia, “haga algo, actúe, muévase.” Agarre las oportunidades que Dios le de, y corra con ellas.

Helen Keller dijo que “la vida es o una aventura audaz, o nada”

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