
Dios dijo que el vino “para darnos vida, y vida en abundancia.” Piensa en la palabra “vida,” no muerte. El vino para traer alegría a tu corazón, no tristeza. Piensa en todos los beneficios que tenemos por Jesús. El nos ama, nos compró, nos salvó de un infierno, nos limpió de nuestros pecados, no hizo parte de la familia celestial, tantos hermanos y hermanas que tenemos, amistades preciosas, nos transportó de las tinieblas a la luz admirable, nos dio poder para triunfar sobre el pecado, nos dio una vida nueva, nos dio Su Espíritu Santo que ahora mora en nosotros, el poder para hacer grandes cosas para Su gloria, nos dio Su Palabra para instruirnos y ayudarnos a prosperar y que las cosas nos salgan bien, nos está preparando un lugar en donde El está, y tantas otras bendiciones difícil de innumerar.
Estás en la sala de tu casa y oyes que alguien toca a la puerta, tu hija sale a ver quien es, y te dice: “hay un señor en la puerta que dice que es de la Ferrari y que te has ganado un Ferrari 430 Scuderia.” Te levantas de prisa de un brinco con alegría en el corazón. La misma escena, estás en la sala, tocan a la puerta, sale tu hija a ver quien es, y regresa y te dice que es un señor del impuesto sobre la renta que necesita hacerte unas preguntas con respecto a tus pagos de impuesto, tu corazón se angustia y tu semblante se transforma. ¿Qué cambió? En un instante nuestro cerebro manda una señal, y decidimos que actitud hemos de tomar. Es una simple decisión que cambia el resultado de nuestro diario vivir.
“Tú has cambiado mi lamento en danza; Has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría.” Salmo 30:11
Ve este video "Aqui Estoy" - Jesus Adrian Romero
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