
Cuando nuestra meta es la perfección, los resultados son normalmente frustrantes, improductivos, y casi siempre se convierte en mucha perdida de tiempo. El errar es algo que solo podemos evitar si callamos, o si no hacemos nada. Personas que constantemente hacen, constantemente yerran.
Hay 2 beneficios que obtenemos al errar: primero, nos damos cuenta de lo que no trabaja; y segundo, nos da la oportunidad de tratar de una forma distinta. Hay personas que aprendemos de los errores; hay otros que no se levantan después de errar.
El errar y el desánimo muchas veces van acompañados, y son elementos necesarios del triunfo. Utilice sus errores como piedras de apoyo para lograr el triunfo. La carrera política de Abraham Lincoln estuvo acompañada de muchos fracasos, pero después de casi 30 años, llegó a ser el dieciseisavo presidente de los Estados Unidos. Thomas Edison erró cientos de veces antes de inventar el bombillo, pero él vio esos fracasos, como intentos que ayudaron a su gran triunfo.
La Biblia dice: “aunque siete veces caiga el justo, volverá a levantarse, pero los malvados caerán en el mal.” Proverbios 24:16
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