jueves, 26 de julio de 2007

¡CAMBIO O FUERA!

Uno deja de vivir, cuando deja de cambiar. Lo que hace que la vida sea emocionante son los cambios. El crecimiento, aunque muchas veces doloroso, siempre produce beneficios. Cuando nuestros dientes crecen, podemos comer carne; cuando nuestros músculos crecen, podemos levantar cosas pesadas; cuando nuestro intelecto crece, entendemos mejor las cosas; cuando nuestra relación con Dios crece, le encontramos sentido a la vida.

No permita que la rutina lo detenga; la rutina nos acostumbra a manejar las cosas con comodidad, y produce un falso sentido de seguridad. La rutina es una peligrosa enemiga del cambio. Hágase amigo de las palabras "cambio, crecimiento, desafió y reto.” Emprenda cosas nuevas; sálgase de su zona de confort; extienda sus alas y vuele. Mi admirado padre una vez me dio un consejo diciendo: “evalúa tu vida profesional cada par de años, y asegúrate que estas creciendo; no te estanques.” En el salón de conferencia de la corporación en la cual trabajé por muchos años, había un afiche en el cual había un hombre surfeando, y un escrito que decía: “el que no corre la ola del cambio, se ahogará en ella.”

A veces los cambios tocan a nuestra puerta de una manera imprevista. Acéptelos y aprenda de las oportunidades. Otras veces somos nosotros los que debemos ocasionar los cambios. Decida ser una persona de movimiento, no importa la edad, siempre hay oportunidades para cambiar y crecer.

La Biblia dice: “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4:18

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